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ABOUT MERCEDARIO SCHOOL

Tirso de Molina, cuyo nombre real era Fray Gabriel Téllez, fue un dramaturgo y poeta español nacido en Madrid el 24 de marzo de 1579 y fallecido el 12 de marzo de 1648 en Almazán, Soria. Considerado uno de los mayores dramaturgos del Siglo de Oro español, ingresó siendo muy joven en la Orden de la Merced (en el monasterio de San Antolín de Guadalajara) y, tras una etapa en Santo Domingo, en América, se asentó en la ciudad de Toledo, donde se ordenó sacerdote, aunque realizó múltiples viajes a Galicia, Salamanca y Lisboa; hasta volver a Madrid en 1618. Sus comedias, de tono satírico y burlesco, le valieron un destierro a Sevilla, lo que no detuvo su carrera ascendente, llegando a ser posteriormente comendador del convento de Trujillo, cronista de su orden, comendador del convento de Soria y finalmente definidor provincial de Castilla.

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FRAY GABRIEL TELLEZ

ORDEN DE LA MERCED

La Orden de la Merced se fundó en la catedral románica de Barcelona, el 10 de agosto de 1218. Su Fundador, San Pedro Nolasco, con un grupo de laicos catalanes, y con el apoyo del joven Rey Jaime I, y del Arzobispo Berenguer de Palou, llevó a cabo la creación de una Orden Laical para la redención de cautivos cristianos.

 

El Papa Gregorio IX, desde Perusa, confirmó solemnemente la Orden de la Merced el 17 de enero de 1235. Tuvo Constituciones propias de una Orden Laical, y siguió la Regla de San Agustín.

 

   En Asamblea electiva, los 259 frailes mercedarios -laicos y clérigos- manifiestan su deseo mayoritario en elegir a un General clérigo, en 1317, un siglo después de la fundación. Raimundo Albert, nuevo General, mandó redactar nuevas Constituciones (1327). Desde entonces, la Merced es canónicamente Orden clerical, aunque admita "Hermanos seglares como Religiosos", en igualdad fraterna.

 

Se calcula que la Orden de la Merced, hasta vísperas de la Revolución Francesa, redimió unos 70.000 cautivos. Los bienes que poseía eran, en realidad, bienes para la redención. En virtud de su "cuarto voto", cada mercedario profesaba "quedar en rehenes, si fuere preciso, en lugar de un cautivo, sobre todo si su fe peligraba". Hoy sigue vigente este cuarto voto.

 

Actualmente, en las llamadas "nuevas formas de cautividad", sigue ocupándose, con preferencia entre los refugiados, exiliados, inmigrantes, prisioneros, "Meninos de rua" (Brasil), y de aquellos que están faltos de libertad, o cuyos derechos fundamentales son conculcados.

 

   Ya desde el segundo viaje colombino, iba, al menos, un mercedario -según Mártir de Anglería- como Capellán del Almirante. Desde 1514 existe un convento en santo Domingo. Después se crean ya Cuatro Provincias que, a su vez, se organizan en Doctrinas. Dos características propias:

 

l)  La Merced colaboró, con la plata que llegaba de América, a la redención de cautivos.

2) Logró que arraigase profundamente la devoción a María de la Merced.

 

Culturalmente baste decir que la Merced tuvo Catedráticos en las más célebres Universidades de España, Francia y América. Entre los personajes más destacados figura el famoso dramaturgo TIRSO DE MOLINA (Fray Gabriel Téllez), autor de más de 400 comedias, "Cigarrales de Toledo"(1624), "Deleitar aprovechando"(1635), "Historia de la Orden", manuscrita y editada en 1974 en dos gruesos volúmenes. Otros: Alonso Remón, Interián de Ayala, cofundador de la Real Academia de la Lengua (siglo XVIII), Juan Suárez de Godoy, Francisco Zumel (Teólogo salmantino del siglo XVI), Jerónimo Pérez, profesor de los primeros Jesuitas, Gaspar de Torres y Melchor Rodríguez de Torres, Obispos y místicos, escritores ambos, que trataron a Santa Teresa, etc.

 

La iglesia reconoce, honra y venera a la Stma. Virgen María, principalmente, con el título de madre: Madre de Dios y Señor Jesucristo, y Madre de la iglesia, de todos los hombres, ya que la redención de Jesucristo es universal y todos los hombres son llamados  a pertenecer al pueblo de Dios, la Iglesia.

 

El culto a la Santísima Virgen hunde sus raíces en los primeros siglos del cristianismo.

Con San Pedro Nolasco, en la primera mitad del siglo XIII, comienza a invocarse a la Stma. Virgen bajo el conocidísimo título “de la Merced”. Santa María de la Merced es ciertamente una invocación antigua, pero siempre nueva y actual, porque  expresa un aspecto esencial del misterio de María, evocando su presencia maternal y misericordiosa a favor de los fieles cristianos “que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión, alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu”.

 

Venerar a la Virgen, bajo el título de la Merced, es lo mismo que recurrir a ella como madre de misericordia a favor de aquellos que son los más marginados de la sociedad. “Merced” en la edad media es sinónimo de misericordia, piedad o compasión, ejercida para con aquellos que se hallan privados de libertad y en peligro de perder su fe cristiana. La misericordia mercedaria es efectiva y afectiva, no humilla a la persona, sino, por el contrario la redime y libera, la dignifica. De esta misericordia está necesitado el mundo actual.

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